Dependencia Emocional

Dependencia Emocional

No nos engañemos; todas las personas somos dependientes, porque nuestra naturaleza es social y siempre tendremos una motivación interna que nos impulsará a establecer relaciones de apego con nuestros seres más cercanos y a esperar determinadas cosas de ellos. Como dice el doctor Mario Marrone, la felicidad del ser humano no tiene que ver con el grado de independencia que tenga respecto de los demás, sino con la cantidad de vínculos seguros que se puedan llegar a establecer. Aclararé lo que entendemos por vínculo seguro: aquél en el que sabes que si necesitas acudir a un ser querido, éste estará disponible y será sensible con tu situación, pero también se alegrará y disfrutará con tu crecimiento y con tu exploración del mundo aunque eso suponga poner distancia temporalmente.

Sin embargo, a día de hoy se populariza la idea de que, para estar bien, las personas tenemos que estar inmunizados contra lazos de dependencia, viviendo únicamente según nuestras propias normas y no dejándonos afectar por los sentimientos de los demás. Aunque la autonomía emocional es muy necesaria, es imposible ser totalmente independiente de los demás, puesto que necesitamos poder esperar determinadas cosas de la gente de nuestro entorno, necesitamos cariño, apoyo, respeto, compañía, seguridad y sentimiento de pertenencia, desde que nacemos hasta que morimos. Por ello, la persona que actúa de forma completamente independiente de los demás en realidad no muestra un signo de salud, sino una señal de que el tipo de vinculación al que su cerebro y su mente están acostumbrados es de tipo “inseguro evitativo” (aquel que surge cuando nos acostumbramos a que nuestros seres queridos no estén disponibles emocionalmente en caso de necesidad).

Por tanto, la salud y satisfacción vendrán al establecer vínculos seguros, en los que ambas personas se cuiden de forma sensible pero también sientan el suficiente espacio personal para desarrollarse.

Ya que estamos hablando de dependencia emocional y de vínculos seguros e inseguros, vamos a profundizar un poco más en la comprensión del problema del maltrato, que no sólo es una cuestión de género, sino también de tipos de vinculación, miedo al abandono y colonización emocional (independientemente de si uno es hombre o mujer).

El problema del maltrato está relacionado muchas veces con creencias distorsionadas acerca del amor, o con cargas emocionales del pasado que impiden a la persona que elija libremente, por ejemplo, una pareja que le cuide y respete, sin miedo a quedarse sol@ o al enfado del otro.

El testimonio de una mujer ilustra claramente lo fácil que es a veces entrar en una relación de maltrato, a pesar de que ella tenía buenos recursos personales, económicos y profesionales: «Yo soy de las que pensaba «¿cómo es posible que una mujer se deje maltratar de esa manera?», y luego resulta que me pasó a mí. No es una cuestión de ser valiente o no serlo, es cuestión de que te pase».

Hugo Bleichmar, Julieta Bleichmar y Emilce Dio Bleichmar nos ayudan a comprender cómo funcionan los procesos que han llamado de “colonización emocional”, aquellos en los que alguien colonizado queda atrapado en la relación con un colonizador, pendiente de cualquier cosa que pueda desatar una reacción de enfado o disgusto en este último. La persona que es colonizada cada vez tiene menos capacidad para validar sus propias opiniones y experiencias internas, puesto que una característica del/la colonizador@ es que niega el sentir del otro (la expresión «es como hablar con un muro») y vive enganchada en esa relación por temor a quedarse sol@. Os dejo el enlace (http://www.colonizacionemocional.com/), que resulta muy útil tanto si vives colonizad@ por alguien como si crees que posees características de colonizador/a y reconoces muestras de sufrimiento en tu pareja a causa de ello. También es un enlace recomendable para algún amigo o familiar que se pueda encontrar en esta situación.

Creo que un aspecto muy importante a destacar es que vivir algún tipo de maltrato no ocurre por ser alguien débil, torpe, con poco carácter o poca personalidad. La víctima puede ser una persona fuerte y autónoma, que queda enganchada en la relación por motivos emocionales profundos que será importante descubrir para poder reestablecer el equilibrio y la capacidad de decisión.

Otras veces, las personas con relaciones de dependencia suele explicar que no saben poner límites a la otra persona, no pueden poner «sus propias condiciones», porque inmediatamente sobreviene un intenso miedo a que el otro se moleste o ponga fin a la relación. Se puede llegar a estar muchos años en esta situación, y no saber cómo salir de ahí.

También puede darse en la familia, como una necesidad de estar muy pegad@ por ejemplo a la madre o al padre, pero paralelamente experimentar ansiedad al estar con esa persona y mucha dificultad para confrontar, llevar la contraria o hacer algo que disguste al familiar en cuestión. Éste es un patrón de vinculación más femenino que masculino, pero puede darse en ambos géneros y también tiene mucho que ver con lo que comentábamos antes sobre la colonización emocional.

En todos los casos expuestos arriba suele haber un factor común: la dificultad para ser egoísta, para cuidarse a uno mismo. El egoísmo lo vemos como algo moralmente negativo, no nos han enseñado que es la única manera de amar plenamente a otro. Las personas que hacen vínculos de dependencia tiene más dificultad para defender sus derechos (derecho a estar bien o a estar mal, derecho a desear algo o no, a tener necesidades, a cambiar de opinión, etc). Suelen tener dificultades para cuidarse a sí mismos, para no pensar siempre en el bienestar de los demás. Esto deja muy descompensada la “balanza del dar y el cuidarse” y suele provocar bastante sufrimiento en las familias y a las propias personas que lo viven. En resumidas cuentas, si no logramos ser suficientemente egoístas, terminaremos cargando a los demás con la responsabilidad de nuestro cuidado y satisfacción, y esto no tiene buen pronóstico.

La Psicoterapia aquí es una oportunidad para aprender nuevas formas de estar en el mundo y con los demás.

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